Si te has preguntado cuál es la diferencia entre un colchón y una colchoneta, más allá del precio. Este post es para ti.
Hace mucho que estás considerando cambiar tu colchón, pero aún no te decides que hacer.
Nunca falta el comentario de una tía lejana que te dice: Cambiar de colchón no es necesario si puedes comprarte una colchoneta, colocarla encima de tu colchón viejo y listo.
Así te ahorrarías tiempo y sobre todo dinero. Lo más probable es que le hagas caso, te decidas por la solución rápida que resuelve tu problema a corto plazo.
Lo barato, sale caro
Si bien una colchoneta puede ser la solución más asequible y rápida, no es la solución a largo plazo que necesitas, por más que intentes convencerte de que lo es.
De entrada vas a terminar gastando tu dinero en más de una colchoneta que causará mucho daño a lo más preciado: Tu espalda. El soporte y la suavidad de una colchoneta se perderá con el tiempo, puedes estar seguro de eso.
Considerando que 9 de 10 colchones en México son de resortes, lo más seguro es que una vez que notes que el tuyo está dañado, nada lo podrá arreglar, más que echarlo a la basura.
En cuanto los signos de desgaste aparecen, cada vez irán incrementándose más, y los resortes que proporcionan el sostén dentro de la estructura del colchón, se debilitarán y nunca recuperarán su posición original.
Si crees que ya es hora de cambiar tu colchón, no importa lo que le coloques encima, ese colchón seguirá dañado, seguirá interrumpiendo tu sueño y sobre todo le hará daño a tu cuerpo.
Diferencia de una colchoneta a un colchón
La colchoneta te dará una sensación de comodidad breve y económica, en cambio el colchón contará con los siguientes elementos clave.
- Estructura interna.
- El tipo de soporte (espumas o resortes)
- La calidad de los materiales
- La densidad de las espumas y la presencia de Memory Foam son lo que realmente proporcionan el sostén que un colchón debe tener para lograr una buena noche de sueño.
Si llevas utilizando la misma cama por más de 10 años, aparte de que no es higiénico, lo único que arreglará el problema será comprar un nuevo colchón.
Tampoco falta la tía que dice; que las cosas nuevas e innovadoras no funcionan, entonces te insiste que si vas a comprar un colchón, deberías elegir uno de resortes, ya que ella siempre ha tenido uno y le ha funcionado muy bien.
Y es cierto, antes esos colchones con esas cubiertas “lujosas” dan una impresión de comodidad y firmeza desde el principio, pero al final del día no ofrecen un alivio suficiente de los puntos de presión en tu cuerpo (principalmente de tu columna).
Resortes, colchón o colchoneta
Los resortes de un colchón nunca van a tener el mismo soporte toda su vida útil; de hecho, por lo general pierden un 16% de su soporte durante el primer año de uso. Además, los resortes empujan hacia arriba con la misma fuerza en toda la superficie del colchón, lo cual podría adolecer tu espalda pues tu cuerpo no empuja de manera uniforme, y por ende no necesita el mismo soporte en todas sus extremidades.
Esto se traduce en puntos de presión que hacen que la circulación sanguínea sea mala, que des vueltas en la cama, y que tengas dolor muscular. Es obvio que tú no quieres eso.
En pocas palabras y para ser más directo, es mejor que prestes más atención a los expertos de sueño, que a las ideas de tus tías.
Si vas a cambiar de colchón, la mejor opción sería uno de Memory Foam de buena calidad. Estos distribuyen el peso del cuerpo de manera uniforme, que es como tener miles de millones de pequeños resortes que te ayudan a mantener una alineación correcta.
¡Así que no te preocupes! Sabemos que adquirir un colchón puede ser una inversión importante, pero siempre hay opciones para todos los bolsillos. Si consideras que una tercera parte de tu vida la pasas durmiendo, esa inversión será una de las más importantes de tu vida.
Recuerda, una noche puede cambiarlo todo.