Quizás por la creencia de que la memoria funciona mejor durante las noches, comienzas a postergar tus tareas diurnas para más tarde. De hecho, muchas veces y en especial cuando se es estudiante, tienden a desvelarse estudiando para un examen. Pero, ¿has puesto atención a si los resultados son los mismos estudiando de día o de madrugada?
Probablemente, no. Cuando dejas de dormir por una noche de estudio, para jugar videojuegos o pasar un rato con tus amigos, estarías obteniendo un beneficio momentáneo por un efecto perjudicial a largo plazo. Es decir, que si con el paso del tiempo esta conducta es persistente, tu memoria sufrirá la mayor parte de tus excesos.
No dormir bien afecta el aprendizaje
El sueño, como parte indispensable para el funcionamiento integral del cuerpo humano, tiene una importante incidencia sobre la memoria y el aprendizaje. Un estudio publicado por la Universidad Católica del Sagrado Corazón de Roma (UCSCR), en Italia, demuestra que el sueño incide directa y positivamente en el aprendizaje tanto del día que culmina como del día siguiente. Quizá, sea esta la razón por la que has escuchado a tus padres y profesores decirte que duermas bien la noche antes del examen.
Y es que, el mal dormir no sólo causará somnolencia y letargo en tus tareas del día siguiente. En una entrevista ofrecida a Gaceta UNAM, Ulises Jiménez Correa, académico de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina de la UNAM, asegura que las distintas alteraciones del sueño afectan de forma importante el funcionamiento neuropsicológico de una persona. “Se presentan problemas importantes de memoria, atención, concentración y de planeación de la conducta”, puntualizó.
Cuando decides no dormir por estudiar, tu cerebro entiende que debe esforzarse el doble para retener la mayor cantidad de información posible antes de irse a la cama. No obstante, como mencionó Jiménez Correa, son diversas las funciones cognitivas que pueden verse afectadas por esta decisión. De hecho, los efectos son casi inmediatos: te distraes con mayor facilidad, tu velocidad de reacción disminuye y comienzas a notar dificultad para cumplir ciertas tareas cognitivas, como hacer cuentas y tomar decisiones.
Científicos de la Universidad de California en Berkeley, también afirman que no dormir bien tiene un importante impacto en el proceso de aprendizaje de los adultos jóvenes. Sus estudios arrojaron resultados concluyentes en los que se destaca que “cuando menos y peor se duerme, menor es la capacidad del cerebro de formar recuerdos y retener aprendizajes”. De hecho, es posible aprender durmiendo.
La importancia del sueño para la memoria
Según el artículo “Neurobiología del sueño y su importancia (…)”, publicado por la Revista de la Facultad de Medicina de la UNAM, existen dos grandes tipos de memoria: la declarativa y la procedimental. Mientras el primer tipo de memoria trabaja en la recolección de información verbal sobre sucesos e historias, la segunda es la que se encarga de almacenar el aprendizaje de habilidades y destrezas motoras.
Ambos tipos de memoria se ven altamente beneficiados por el sueño, pues es durante este proceso que ocurre la consolidación o el pase de información de la memoria de corto plazo a la de largo plazo. Sin embargo, las etapas del sueño actúan de forma distinta sobre cada tipo de memoria. Es decir, mientras la memoria declarativa se consolida durante la fase no REM del sueño, la memoria procedimental es consolidada durante el sueño REM.
¿Es igual en todas las edades?
A pesar de que el sueño tiene resultados positivos en ambos tipos de memoria, estos efectos disminuyen con el paso de los años. Todos los seres humanos necesitan de una cierta cantidad de horas de sueño para que el cerebro pueda procesar la nueva información y almacenarla de manera eficiente.
Los bebés, hasta los 2 años, requieren de períodos de sueño de 12 a 14 horas. Esto es motivado a que ellos necesitan procesar grandes cantidades de información para desarrollar el aprendizaje a través de la consolidación de la memoria. A medida que van creciendo, la cantidad de horas de sueño disminuyen hasta dormir de 7 a 8 horas cada noche durante la adultez. En esta edad, el proceso de consolidación de memoria mantiene su eficiencia y sólo puede verse afectada por los trastornos de sueño.
En los adultos mayores, dormir de 5 a 6 horas es lo normal. Esto ocasiona que la receptividad y el procesamiento de la información en la memoria, especialmente en la procedimental, no sea tan efectiva como lo era años atrás. Por ello, es común ver a algunos abuelos con problemas motores.
Por qué desvelarse afecta la memoria
La acetilcolina, una sustancia química responsable de la creación de recuerdos, aparece durante el proceso del sueño y el dormir. Cuando una persona comienza a sufrir trastornos del sueño por una o diversas causas, la capacidad del cerebro para producir acetilcolina disminuye de forma progresiva. Esto da pie a que la formación y el mantenimiento de los recuerdos sea cada vez menos efectiva, creando las condiciones necesarias para el desarrollo del Alzheimer.
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